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Lanzar cohetes al espacio a velocidades supersónicas tiene como efecto secundario producir enormes nubes de lluvia, al convertir energía térmica en energía cinética. En cierta forma los lanzadores de cohetes son también máquinas hacedoras de lluvia. Si bien pueden lanzar cohetes al espacio sideral, también pueden generar lluvia, así, depende de la perspectiva, la utilidad. Lo cierto es que para cualquiera de estas dos funciones se necesitan quemar 2.3 millones de litros de combustible y ocupar un área gigantesca para realizar el lanzamiento (por lo insoportable del ruido), haciendo que una propiedad a lado de un aeropuerto sea como una casa en Beverly Hills.

Por esto la NASA ha creado Un centro en Mississippi y evacuado 50 mil hectáreas a la redonda para hacer sus pruebas tranquilamente.

De este centro espacial en el medio-este de Estados Unidos se generan una serie de teorías conspiratorias que señalan que la NASA utiliza máquinas como la mencionada para la modificación del clima, algunos incluso acusan a la NASA de crear las inundaciones que recientemente ocurrieron en el río Mississippi (aunque sería muy difícil, y sumamente costoso, que una máquina así generara las nubes necesarias para una tormenta pluvial de esa magnitud). Pero como sucede en estos casos, solo se puede especular y es difícil saber bien a bien el alcance y el uso que se le da a esta tecnología.