En 1923 estalló en el país una nueva rebelión encabezada por el general Adolfo de la Huerta y conocida como la rebelión delahuertista la cual protestaba por el apoyo del presidente Álvaro Obregón a Plutarco Elías Calles, para sucederlo en la presidencia.
El General Carlos Greene se unió a la rebelión delahuertista y se alzó en armas en la Chontalpa, tomando Jalapa el 23 de diciembre de 1923 y Villahermosa el 10 de febrero de 1924.
Debido a su aislamiento geográfico, Tabasco se convirtió en el reducto más seguro para los rebeldes, y considerándolo un territorio inexpugnable y dominado por sus seguidores, Adolfo de la Huerta se trasladó a Tabasco estableciendo «su gobierno» en el puerto de Frontera, al que el 20 de febrero de 1824 a través de un manifiesto declaró «Capital Delahuertista de México», y desde ahí, trató de organizar su rebelión armada en todo México.
Desconociendo al gobernador Tomás Garrido y posesionados de la capital del estado, nombraron como gobernador, primero a Manuel Ferrer Vega quien desempeñó el cargo los días 18 al 20 de enero y después a Manuel Antonio Romero que ocupó la gubernatura desde el 21 de enero hasta el 7 de junio de 1924 cuando terminó la rebelión.
Adolfo de la Huerta dejó Veracruz el 5 de febrero para dirigirse a Villahermosa, antes, llegó al puerto de Frontera, al que el 20 de febrero a través de un manifiesto declaró «Capital Delahuertista de México» instalando ahí su gobierno.