El gobierno planea una reapertura gradual de actividades que contempla al sector educativo, pero el personal docente enfrentará nuevos retos tras dinámicas adoptadas durante el confinamiento.
Esto en razón que muchos padres de familia han opinado que debe privilegiarse la seguridad de los alumnos, además de que el personal educativo deberá adaptarse a la “nueva normalidad”.
Donde los docentes deben adaptarse a una nueva “ecología educativa”. Un método que obliga a pasar del texto impreso a poder auxiliarse de medios visuales, formatos multimedia y textos narrativos a través de las imágenes. Pues, los escenarios para aprender y enseñar sobrepasan el aula física y cuando los alumnos buscan conocer requieren de una dinámica personalizada, ajustada a sus personalidades, estilo y necesidades.
Por lo que el personal que opera en el ámbito educativo estarían sujetos a condiciones derivadas del confinamiento, por ejemplo, medidas sanitarias para contener o prevenir nuevos contagios, además de que sus métodos de enseñanza, han sido trastocados con clases virtuales, en general, una nueva configuración de relaciones que permitan el funcionamiento de las escuelas.
A pesar de todo esto muchas voces de padres de familia expresan que las tecnologías no pueden sustituir a los docentes, pues los alumnos siempre requieren de un guía que ayude a resolver sus dudas. La comunicación es otro aspecto básico de esas relaciones, pues conversar e intercambiar experiencias ayuda a resolver inquietudes en espacios colectivos. Ello implica poner atención en el aspecto emocional, porque la cognición siempre va sujeta a las emociones.
Los jóvenes extrañan muchísimo el intercambio con sus compañeros, su vida social cara a cara, la oportunidad de dar salida a todas esas inquietudes e intereses que tienen en su etapa de vida», además, queda por establecer cómo será la contención en aulas a impactos psicológicos derivados del confinamiento o del duelo de la pandemia.
También existe controversia en otros escenarios en materia escolar por ejemplo, aquellas relacionadas con la sanitización de espacios, es decir, cómo será el ingreso de alumnos, cuántos de ellos habría por salón si es considerada la distancia de un metro y medio. Si se equipará a las escuelas con cubre bocas para que sean distribuidos en la comunidad escolar o si habrá gel antibacterial o jabón en entradas principales y sanitarios.
En contexto general, a qué población escolar darle prioridad, si aquellos de educación básica o del nivel superior. Por ejemplo, en ámbitos de prescolar o guarderías, donde la sana distancia es muy difícil entre menores, cómo sería la protección si se diera apertura a este sector, especialmente si esto conlleva que padres de familia regresen a sus labores y no puedan dejar a sus hijos al cuidado de otros familiares.
Además queda por prevenir casos del sector infantil que padecen sobrepeso, diabetes u otras enfermedades crónico-degenerativas donde el coronavirus puede causar mayor daño.
También estará el rol que jugarán los sindicatos, pues profesores y profesoras tienen derecho a solicitar permisos en caso de experimentar daños a su salud.
Por lo pronto, se trata de escenarios que deben prevenirse ante una nueva ola de contagios y, en especial, si las condiciones de afectación son más drásticas cada vez.