Los rastros están destinados para el sacrificio de animales de consumo humano y deben diseñarse de manera que cumplan las normativas de inocuidad, seguridad y calidad vigentes. Existen dos tipos diferentes: el rastro TIF (Tipo Inspección Federal) y el TSS (Tipo de Inspección de la Secretaría de Salud).
El rastro Municipal de la ciudad de frontera, opera desde hace muchos años, por lo que por su antigüedad, estas estructuras, enfrentan alto deterioro, por eso es notoria la presencia de salitre en las paredes, filtraciones en techos, techos semi destruidos con grandes agujeros donde se filtra la lluvia, sin sanitarios para los trabajadores, y corroídos pisos bañados diariamente con salitre y sobre todo la presencia de fauna nociva en sus áreas de trabajo.
Este rastro fue construido por el ayuntamiento de Centla, el cual fue el administrador hasta que se lo cedió a la ganadera local, la cual lleva muchos años sin darle mantenimiento o construirle anexos necesarios para su mejor funcionamiento
Los animales que se sacrifican en este lugar, al igual que en otras comunidades del municipio de Centla, son de dudosa procedencia y calidad, ya que no reciben el tratamiento sanitario establecido por las leyes de salud.
El rastro opera sin presupuesto propio, en condiciones de insalubridad, poniendo en riesgo la salud de miles de familias centlecas y sobre todo fomentando las matanzas clandestinas en las comunidades locales.
El sector tablajero organizado, en muchas ocasiones han denunció el aumento de depósitos ilegales de venta de carnes y exigieron a las autoridades sanitarias locales y estatales iniciar operativos contra la matanza ilegal de reses y cerdo que pone en riesgo la salud de los consumidores y afecta la economía del sector comercial.
Esta grave situación, ha originado que el número de matanzas clandestinas, localizadas en más de 130 comunidades de este municipio, se incrementen, donde evidentemente no hay higiene.
El sacrificio de reses en lugares clandestinos, ha aumentado en las comunidades del municipio y que en la mayoría de los casos son los mismos productores de ganado y cerdo quienes por ahorrar dinero, sacrifican estos animales en cualquier lugar, poniendo en riesgo la salud de los que consumen este producto, pues no hay manejo de ninguna regla higiénica.
Esto produce que haya un desfase de los rastros rurales que existen en las villas y comunidades, pues muchos prefieren sacrificar los cerdos y reses en traspatios sin las mínimas medidas de higiene y a su vez los consumidores prefieren pagar menos por los kilogramos de carne pese a los riesgos.
El transporte de la carne del rastro al mercado o las carnicerías, debe ser un transporte adecuado con cadena de frio (thermo King) la higiene debe ser la adecuad y no transportar la piel y las vísceras en el mismo vehículo que la carne porque si no existe una contaminación cruzada y no se está respetando este punto.
Cabe mencionar que la asociación ganadera cobra por el uso del rastro, $ 80 pesos por animal sacrificado y se sacrifican diariamente 5 animales mínimo. Así como también cobran $250 pesos por la guía de traslado.
En el rastro no se realiza una matanza digna mucho menos cuentan con personal capacitado TIF, un médico veterinario y zootecnista quien debería de realizar una inspección antes morten y postmorten
